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MINIMΛL

 

Después de despedirnos, subo las escaleras del cementerio, acercándome entre fantasmas ante la idea de volverlos a ver.

 

Respiro profundamente.

Contemplo la lápida.

Leo sus nombres una y otra vez.

Emil y Xaver.

Xaver y Emil.

 

Dos nombres que habrán contemplado una y otra vez el uno con el otro. Un amor que nace en el instituto. Que compartieron el primer beso.

 

Ahí, ya no estaba en silencio. Estaba rodeado de los susurros de tiempos atrás.

 

Finalmente, vuestra historia había sido contada.

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Continuar.