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En la búsqiueda de Dieter, termino en la Iglesia de la colina. En la entrada está Alig, el cuidador, que me recibe y después de preguntarle, me dice que conoce a Dieter, pero que él no me puede atender sino al otro día.

 

En esa misma iglesia y para que no pierda el tiempo, me dice que la recorra solo para darme cuenta que su altar no es el original, sino que proviene de una iglesia en el pueblo donde ahora hay una placa de los caídos de la Primera Guerra. 

 

Una vez ahí, constato que ni Emil ni Xaver eran el pueblo. Me sentía perdido.

 

Al día siguiente me reúno con Dieter. Mientras sostenemos un libro con la historia del pueblo. En una densa conversación, que no llevó a mucho ya que desconocía sobre las tumbas y su número, me escribe en mi agenda el nombre "Kriegsgräberfürsorge".

 

Tomé mi maleta y me subí al tren para ir a Sibiu. Sentado, traduzco algunas paginas del libro de Dieter. “(…) Hay dos cementerios heroicos, mantenidos por los barrios evangélicos de mujeres (…)”.

 

En ese momento el tren ya corría.

Solo tenía una pista.